Un instante (por Valentino)

Hace muchos, muchos años, caminaba "la narradora" en dirección a la casa de su abuelita.
Cuando notó que unos niños jugaban a tirarle piedras a "algo" que estaba en un lote desocupado.
Los niños, corrieron al ver que los observaban.
En medio de la maleza y en aparente buen estado (los niños tenían mala puntería), me encontraba yo.
Mis ojitos aún cerrados, mis orejitas pegaditas a mi cabezita y en mi ombligo, restos del cordón umbilical.
La abuela me tomó en brazos, me dió unas gotitas de leche tibia, me arropó y colocó debajo del fogón para mantenerme caliente.
Dejé de llorar por ambre y miedo, me dormí profundamente... para siempre.
La fotografía corresponde a Lukas, quien está vivo y sano.